Es una realidad que  existe vida después de la muerte, la vida continúa en el mundo espiritual. Por ello el problema que llevó al suicidio no solo NO se soluciona, sino que se agrava exponencialmente. Al sufrimiento de nuestra prueba terrenal, le agregamos el habernos quitado la vida, lo que  constituye un terrible  acto contra la ley divina. Las consecuencias se padecen después de la muerte física.  Angustias y sufrimientos enormes, se suman a los que ya se tenía en la tierra.

Los suicidas, al igual que los que quitaron la vida a otras personas, son los seres más desdichados del mundo espiritual. Los sufrimientos se prolongan a veces por muchísimos años.